La llegada de la primavera y el verano le brindan a Tierra del Fuego largas horas de luz, que nos invitan a pasear y explorar.

El cambio de estación revive los colores de la naturaleza en la isla. Las montañas desnudan sus faldas rocosas, y en los valles, la vida florece en un nuevo ciclo. Entre ñires y lengas te internás en los bosques que vuelven a vestirse de verde. A través de las ramas, ves el sol que destella en el azul del mar. El canto de las aves retorna sobre las ramas de los árboles, mientras los paisajes despiertan del letargo blanco del invierno.